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Dos años de soberanía reproductiva

Hoy, una vez más, celebramos abrazades recordando el camino transitado. Porque después de años y largas jornadas, la voz de las mujeres y diversidades fueron escuchadas: conquistamos el derecho a un Aborto Legal, Seguro y Gratuito.

A la cárcel nunca más

Desde 1921 interrumpir un embarazo forzado o de riesgo para la salud integral de la persona gestante es un derecho. Pero, a pesar de los años que lleva sancionada esta ley, les agentes de poder se han encargado de pasarla por alto deliberadamente; de esta forma, el Estado -y la iglesia, en no menor proporción- imponían potestad sobre nuestros cuerpos y nuestra forma de vida.

Es así como, por décadas enteras, la posibilidad de acceder a un aborto se transformó en pecado capital y palabra prohibida. Sin embargo, la práctica se realizaba en los lugares más recónditos y olvidados, a manos de un personal de salud en busca de beneficios personales al que poco y nada le importaba la salud de la mujer o persona gestante; pagando lo poco que se tiene, las mujeres en barrios populares se internaban en un cuartucho de una casa vieja para ser atendidas o caían en la desesperación de las perchas o hiervas. Mientras que, al mismo tiempo, en algún lado, las familias adineradas acudían a los amigos médicos de papá y el tema no se tocaba nunca más.

Así es como el aborto quedó marginado de la sociedad. Y el miedo a siquiera mencionarlo se volvía cada vez más grande cuando casos como los de María Magdalena o Belén aparecían en las noticias a través de la pluma audaz y feminista de aquellas comunicadoras comprometidas con la causa. Ninguna quería vivir el calvario que ellas vivieron, ser condenadas de la forma en la que ellas lo fueron, entonces el silencio era la unica opción.

Aborto Legal, Seguro y Gratuito

Hace más de 30 años que la deuda por el derecho a decidir se instaló en nuestro país. Durante el III Encuentro Nacional de Mujeres en Mendoza, en el año 1988, 50 mujeres debatieron sobre el aborto en un taller autoconvocado. Otro paso importante para el movimiento de mujeres fue el Encuentro Feminista latinoamericano que se realizó en San Bernardo en 1990 (EFLAC), según cuenta Mabel Bellucci en su libro “Historia de una desobediencia”.

A pesar de que el camino parecía intransitable, mujeres valientes se imponían y de a poco el pedido se volvió exigencia. Desde MxM, incluso antes de ser una Fundación como tal, acompañabamos a mujeres condenadas injustamente por un sistema judicial patriarcal, para posteriormente intentar cambiar la narrativa social y dar a conocer sus verdaderas historias. Junto con nosotras, organizaciones feministas tomaron la consigna de «Aborto legal, seguro y gratuito» y cambiamos un paradigma heteropatriarcal que tenia nuestros uteros y autonomía reproductiva como rehén.

De esta manera miles de voces a lo largo y ancho del país se subieron a la ola verde, pañuelos se ataron con fuerzas en las mochilas y el grito se hizo eco en las calles. Los ánimos no bajaron con la pérdida en Senadores allá por el 2018, la ola era ya imparable y lo inudadaba todo.

Con tanta historia por detrás y enfrentando una pandemia, en una noche calurosa hace dos años, en las plazas y en las casas, nos encontramos nuevamente expectantes. Lo que estaba en juego era mucho más de lo que podríamos enumerar: nuestro cuerpo, nuestro proyecto de vida, nuestra soberanía reproductiva, el futuro de nuestra historia individual y colectiva. Estaba en juego una memoria feminista que nos había llevado hasta ese dia y legitimaba el baile que se escuchaba afuera de los recintos. Sabiamos que no había vuelta atrás.

Aquel minuto donde la votacion apareció en pantalla recordamos, mientras nos abrazamos llorando, en cada esquina del pais, a todas las compañeras cuyo cuerpo fue moneda de cambio en esta batalla desigual por la libertad. Recordamos a Belén y a Maria Magdalena. Treinta y ocho votos que cambiaron para siempre la historia que se escribe con tinta verde.

El camino que queda por recorrer

Las feministas, por el oficio de serlo, sabemos desconfiar del status quo y entendemos que entre la ley y los derechos yacen las políticas públicas. Y si no las hay, no existen derechos para todes. Ya conseguimos la Ley 27.610 de Interrupción Voluntaria del Embarazo, ahora nos queda asegurarnos de que se cumpla de manera efectiva e integral para todes por igual.

No hay que dejar de lado que 33 de las 36 deudas que los conservadurismos promovieron en contra de la Ley ya naufragaron. Quedan 3 en Corte Suprema y seguramente correrán el mismo final. Nos queda defendernos de la criminalización, porque esos mismos sectores que antes nos denunciaban por abortar para someternos al castigo penal, ahora usan otra figura penal para disuadirnos de desafiar el mandato de maternidad obligatoria.

Nos quieren atemorizadas, pero estamos organizadas para dar esa pelea.

Charly decía «Los dinosaurios van a desaparecer» y nosotras tambien esperamos que desaparezcan. Que no obstaculicen practicas medicas licitas, que no atenten contra el secreto profesional, que no obstruyan el derecho a la ESI y que otorguen MACS en centros de salud.

Aunque sea reiterativo, aunque la gente piense que con la ley es suficiente, mantengamos la voz en alto. Porque después de todo: es mi cuerpo, yo decido. ¡A la cárcel nunca más!

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