Inicio » Novedades » Casos » Caso Lucio Dupuy y la reproducción de discursos de odio

Caso Lucio Dupuy y la reproducción de discursos de odio

En la noche del 26 de noviembre del 2021 en la provincia de La Pampa, Abigail Paez  -pareja de Magdalena Espósito Valenti-, llegó a la comisaría del barrio Río Atuel cargando a Lucio Dupuy en brazos ya que la posta sanitaria estaba cerrada. El niño de 5 años presentaba convulsiones, los policías le practicaron reanimación cardiopulmonar (RCP) para intentar socorrerlo y lo trasladaron de urgencia al Hospital Evita.

Esta no fue la primera vez que Lucio fue trasladado con urgencia a un centro de salud del barrio, pero sí la última.

Magdalena Espósito Valenti -madre de Lucio Dupuy- y su pareja -Abigail Páez- son las acusadas de la muerte provocada por distintos y reiterados abusos físicos y psicológicos del niño. 

Los fiscales a cargo del caso, afirmaron mediante su acusación que Lucio fue agredido físicamente en forma conjunta el día 26 de noviembre entre las 17:30 y las 19:40 horas de la tarde, antes de que su madre, Magdalena, se fuera a trabajar, y antes de que Abigail se presentara en la comisaría con el niño. 

Entre la información recabada luego de la detención y declaración de las acusadas, su madre, Magdalena, habría dejado al pequeño durante casi dos años a cargo de su familia paterna a propósito de un viaje que realizó con su pareja, Abigail Paéz. Cuando regresó pidió nuevamente la tenencia de su hijo, la cual fue otorgada por el Juzgado de la Familia y del Menor Nro 1 de General Pico de la Pampa.

Posterior al suceso y ya dado a conocer el caso a la sociedad, se supo por la historia clínica que el menor ya había recibido atención médica en cinco ocasiones por distintas lesiones físicas entre el mes de diciembre del 2020 y el mes de marzo del 2021, pero nunca existió un seguimiento integral de estos antecedentes, lo cual eran indicios claros que mostraba el maltrato que el niño padecía diariamente en su casa.

La condena no es un hecho que se agota en lo legal:

Este caso, como muchos otros, fue de gran conmoción para la sociedad argentina. Las redes y los medios de comunicación se encargaron de que no pase desapercibido y que la justicia tome medidas contra las acusadas. 

Para entender el por qué nosotras, como feministas, nos detenemos y reflexionamos particularmente las repercusiones de un caso como este debemos detenernos en esto: la sociedad y los medios. Analizando los discursos que reproducen ambos actores -que para nada pasan desapercibidos- podemos encontrar factores comunes: odio, violencia, estereotipos y condena dirigidos casi exclusivamente a la autopercepción de género y sexual de las acusadas.

Nos preguntamos ¿visibilizan el caso por una preocupación real ante el maltrato infantil o como un antifaz para encubrir prejuicios y odio? ¿No llama la atención que cada comentario que se escuche en la prensa venga acompañado con una alusión a la sexualidad de las acusadas? ¿Que en las redes se enfoquen más en su posición ideológica? ¿Que la idea de una justicia -que es, después de todo, simplemente venganza alejada completamente del ámbito legal- esté relacionada con más abusos y violencia?

La respuesta es clara y se muestra más evidente cuando miramos a la persecución y hostigamiento de Marina Abiuso, periodista y editora de género de TN, a quien culpaban de impedir que el caso se trate en dicho medio, porque (según exponen) “al ser feminista defiende y protege a las acusadas”.

“Primero, empezaron con esto de que TN estaba bloqueando la cobertura, después de que yo era la encargada de bloquear la cobertura, después empezaron con que yo seguramente defendía las ‘lesbianas asesinas’, después lo transformaran en que yo había dicho que ‘todos los hombres eran responsables de’. Directamente empezaron a inventarme declaraciones. (….) No se trata de mí. Se trata de Lucio y el nulo interés que tiene la gente que está usando el crimen atroz de este nene en la verdadera protección de las infancias, porque no les importa. No impulsan ninguna medida de protección de las infancias”

declaró para Radio Con Vos

Luli Sanchez, abogada feminista y lesbiana, saca a relucir otra cara de la misma moneda:

Vieron que las acusadas por el crimen de Lucio también son jóvenes pero no se cuestiona del mismo modo que les den perpetua, cómo en el caso de los acusados por Fernando? Estás acusadas no les interpelan? No podrían «ser sus hijas»?

@lulilesbiana

Y con todo esto no queremos decir que queremos que las acusadas sean absueltas. Todo lo contrario, siempre vamos a buscar justicia en los casos de violencia. Pero no podemos hacer la cara a un costado cuando parece que es más importante repartir odio a la diestra y siniestra que la justicia en sí misma. 

Ahora, nos queda pedir justicia, pero sin ignorar que las violencias sobre los niños, niñas y adolescentes devienen de una cultura donde el maltrato como forma de enseñanza es la norma, y que las violencias intrafamiliares no son, y nunca van a ser, patrimonio exclusivo de ninguna orientación sexual.

La sentencia judicial.

Al mediodía, los jueces Alejandra Ongaro, Andrés Olié y Daniel Sáez Zamora declararon a Magdalena Esposito Valenti autora material y penalmente responsable del delito de homicidio triplemente calificado, mientras que Abigail Páez fue declarada culpable en el delito de homicidio doblemente calificado y abuso sexual. Resta esperar al 13 de febrero, que será el día de fijación de pena.

Ahora, después de meses donde el foco estuvo dividido y uno de los casos más importantes fue éste, la narrativa no puede cambiarse.

Pero si pensamos que tenemos la obligación, como sociedad, de tomarlo como alerta e informarnos sobre las violencias que cotidianamente viven las infancias. Cambiar hábitos, desnaturalizar el golpe como manera de enseñanza, exigir ESI en las escuelas como herramienta para niñeces con ciudadanía plena, exigir el cumplimiento, financiamiento y monitoreo de las leyes e instituciones existentes evocadas a los derechos de niñez y adolescentes es el camino que queda.

Exigimos un Estado que no solo se interese por las infancias y adolescencias una vez que la violencia y abusos lleguen a un punto irreversible, sino que accione para proteger la integralidad desde la primera y mínima señal de emergencia.