Charla de Peluquería Georgina Orellano
Georgina Georgina Orellano es puta, feminista y peronista. Guardando la distancia de la pandemia se acerca a la Peluquería de Mujeres x Mujeres para charlar sobre el trabajo, la maternidad, sus luchas y otras yerbas. No te pierdas esta nota y quedáte cebando Mabel que se viene completita con picante!
Por Voluntariado Juvenil 2020
MxM:¿Cómo definiría Georgina Orellano a Georgina Orellano?
Georgina:
Yo definiría a Georgina Orellano como una trabajadora guerrera, que no se calla nada y que perdió el miedo hace rato.
MxM: ¿Cuándo sentís que te posicionaste como feminista?
Georgina: Creo que me posicioné como feminista cuando me reconcilié con el feminismo.
Cuando me di cuenta que con el feminismo que nos habíamos topado en un principio no era la representación de todo el conjunto y el movimiento que es y son los feminismos.
Cuando llegaron a mí ciertos textos de trabajadoras sexuales que en otras partes del mundo defendían su derecho a reconocerse feministas, trabajadoras sexuales y putas. Y me di cuenta, que si ellas batallaban y venían batallando hace años, ¿por qué no nosotras podíamos llevarlo a cabo en los espacios tan hostiles? En los que nos costaba mucho habitar.
MxM: ¿Cómo te imaginás un mundo no binario?
Georgina: Me imagino un mundo no binario sin etiquetas, donde se dejen las etiquetas de lado y donde no haya cuestionamiento alguno ni sobre tu identidad, ni sobre tus gustos sexuales.
Donde puedas caminar con quien se te dé la gana, por la calle de la mano, como vos quieras vestirte, y nadie te esté cuestionando o señalando con el dedo o asombrándose.
MxM: Vos como trabajadora sexual ¿Por qué consideras que el debate Abolicionismo VS. Trabajo Sexual es tan parteaguas dentro del feminismo?
Georgina: El debate de abolicionismo VS. trabajo sexual es tan parteaguas dentro de los feminismos porque se cuela ahí la moral, la moral que lamentablemente a pesar de ser feministas muchas siguen reproduciendo y respondiendo a mandatos patriarcales en el cual fuimos criadas, educadas y creemos que en el ámbito sexual hay una sola forma legítima de disfrute sexual y por ende siempre la sexualidad de las mujeres lesbianas, travestis y trans está como muy asociada a la cuestión del ámbito privado, muy poco se ha hablado en los espacios feministas de lo que nos pasa con la sexualidad de nuestros prejuicios, del derecho a la masturbación, del placer, del derecho al goce.
Muy poco se ha derribado estos parámetros patriarcales que siempre nos hacen dividirnos entre nosotras, entre putas y puras, malas y buenas y creo que esa división histórica sigue estando aún presente dentro de los espacios feministas, sigue todavía el patriarcado haciéndonos entrar en ese juego de medir quien es más digna que la otra y entramos ahí creyendo que por haber tenido otras oportunidades, otras herramientas al alcance lo que nos pasó a nosotras es lo que le sucede al resto de las mujeres lesbianas, travestis y trans que me parece que eso es el principal error, creernos que hay una única sexualidad legítima, que hay una sola forma de pensar la sexualidad en las vidas nuestras y que todas aquellas que no tengan esa representación a las que algunas se aferran ya pasan a ser directamente las enemigas o se pasa a cuestionar, a juzgarla o a poner en duda siempre la palabra.
Nuestros testimonios como trabajadoras sexuales siempre son deslegitimados, siempre se cuestiona porque no terminamos representando la idea de la mujer víctima, la pobre que está en prostitución porque no tiene para hacer otra cosa y por ende ahí aparecen muchas que se posicionan rápidamente en este lugar de salvadora tutelando las decisiones y reduciendo a que las pobres no podemos elegir.
Aun estando en situación de pobreza no existe la elección para ser para las pobres y eso niega nuestra capacidad de agencia y creo que a partir de ahí se genera todo este debate que en los últimos años lamentablemente pasó de un debate político, de comenzar a escuchar a las trabajadoras sexuales, de la resistencia que hubo a nuestra escucha a atenciones que llegan con situaciones muy violentas que cruzan todo límite, que para callar las voces de las trabajadoras sexuales en los encuentros nacionales de mujeres intentan romper talleres, intentan generar escándalo como una forma de desactivar que se sigan escuchando testimonios de quienes nos auto-percibimos como trabajadoras del sexo, como putas, como prostitutas.
El parteaguas es que otras todavía siguen creyendo que la disposición de la sexualidad está a merced del patriarcado, está a merced del hombre, que nosotras tenemos que seguir respondiendo a mandatos que son siempre pensados desde la gratitud y por amor en cuestión de la sexualidad y que el fin del deseo sexual en las mujeres siempre aparece la maternidad como la única salida y creo que por eso es un parteaguas, está ahí entremetido la moral, los prejuicios y se habla más de lo sexual de nuestro trabajo que el trabajo en sí.
MxM: “Me pasaba con algunos clientes que me preguntaban: «¿Tenés hijos?» y cuando respondía que sí ellos me decían que no podía seguir con el trabajo porque mi hijo se podía enterar” dijiste en una entrevista ¿Cómo viviste tu maternidad en un mundo donde la mujer maternando es objeto de juicios y criticas?
Georgina: La maternidad la viví con mucha culpa. La viví con mucha vergüenza. Vengo de una familia y de una clase social dónde la maternidad parece ser el único fin para las mujeres, y de hecho muchas nos aferramos a ella porque así nos enseñaron, nos enseñaron a demostrarle a la sociedad que somos buenas madres, que nos esforzamos, que hacemos todo por nuestros hijos e hijas y que, de hecho, para las mujeres que vivimos en los sectores populares, nuestros hijos tienen como una connotación sagrada de «no los toquen», de que nada les puede pasar porque nosotras estamos ahí como sus defensoras y guardianas.
Lo viví con mucha culpa porque yo sentía que no era una buena mamá, que como era puta eso borraba mi identidad en la maternidad porque hay una construcción social que da cuenta de la hipocresía y del machismo que está presente en todos los ámbitos y con los cuales yo me eduqué, que siempre decían que las putas no eran madres, y que las madres no eran putas; y desarrollar el trabajo sexual, teniendo a mi hijo muy chiquito, me hizo comenzar a deconstruir esa mirada negativa que tenía sobre mi trabajo, esa mirada peyorativa y de auto-discriminación que tenía conmigo misma.
Me acuerdo que llevaba a mi hijo al colegio con ropa decente, «ropa digna», y después me paraba en la esquina y me montaba para ejercer el trabajo sexual. Era como una doble vida, por un lado, mostrar a la mujer decente que vivía en el espacio público dónde habitaba como mamá, y por otro lado la puta, en otro espacio público dónde se nos borra la decisión, la voluntariedad, el deseo, en dónde aparece la vergüenza y la culpa. Así que viví mi maternidad con esa crítica, esa construcción, que tenemos en la sociedad. De ahí comencé a desmontar un montón de prejuicios, cuando me di cuenta que no era tan bueno ser mamá, porque la maternidad siempre deja en desventaja a la mujer, siempre nos borra un montón de preconceptos.
También hasta cuando leía revistas en las que ponían a la maternidad pintada de rosa, totalmente romantizada, yo me pensaba como un bicho de otro pozo. Pensaba «¿cómo les puede pasar a ellas todo esto, tan bueno con la maternidad, y a mí no me pasa?», y comencé a poder compartir esto con otras compañeras, con las que ejercimos el derecho de criticar y plantear otras maternidades, estás maternidades subversivas que no tienen que ver con lo sagrado, ni ser buena mamá, sino ser lo que somos y hacer lo que tenemos a nuestro alcance sin que nos pese lo social. Así que hoy por hoy pude deconstruir, y sigo deconstruyéndome todos los días como mamá.
Pero bueno, también tengo un hijo que me hace el trabajo muchísimo más fácil, todos los días desmontando un montón de prejuicios y miedos que tengo, dándome la posibilidad de criticar y construir una maternidad a mi manera, la que tengo a mi alcance, sin salir a responder ningún mandato patriarcal más que el deseo mío y de mi hijo de habitar una maternidad y una familia monoparental libre de prejuicios.
MxM: ¿Cómo afectó al trabajo sexual la pandemia y el ASPO?
Georgina:
La pandemia y la cuarentena lo que ha dejado en evidencia es la precarización laboral del sector de las trabajadoras y los trabajadores sexuales dejando en evidencia la necesidad y la urgencia de contar con derechos laborales y con políticas públicas destinadas para nuestro sector.
Hoy atravesamos una emergencia alimentaria y habitacional, ya que, al no poder ejercer el trabajo sexual no contamos con ingresos económicos, hay muy pocas compañeras que han podido ingresar a cobrar el IFE, de hecho las que han quedado por fuera de esta política estatal son las compañeras migrantes que no pueden demostrar como requisito fundamental vivir dos años de manera legal en nuestro país, porque bueno su situación migratoria es irregular aunque muchas viven hace más de 10 años en la Argentina, eso también deja en evidencia como los sectores más afectados en esta pandemia, los trabajadores y las trabajadoras de la economía popular, quedamos por fuera también de políticas públicas que son necesarias y urgentes para con nosotras y nosotres.
Creo que también deja en evidencia la desigualdad en la que vivimos, no es lo mismo quedarte en casa y tener un trabajo que te asegure que tus derechos no sean vulnerados con un estado presente a que quedarte en casa y saber que te vas a endeudar porque no vas a poder pagar el alquiler, porque no vas a poder tener herramientas para poder asegurarte lo básico que es la alimentación y es un poco eso lo que venimos desarrollando desde AMAR, asistencia integral para las trabajadoras y los trabajadores sexuales desde compra de medicamentos, compra de alimentos, hoyas populares, retiro y entrega de viandas, artículos de limpieza, artículos de higiene, hasta poder tramitarle el DNI para que puedan acceder a alguna política social como potenciar trabajo, reclamar también por qué no pueden cobrar el IFE o algún subsidio con la que puedan contar con un ingreso básico y no estar en la situación tan desamparada en la que nos encontramos en el inicio de la cuarentena.
MxM: ¿Qué redes son las que contienen las vidas cotidianas de las Putas Feministas para hacer frente a la criminalización?
Georgina: Las redes que sostenemos para hacerle frente a la criminalización son herramientas construidas por nosotras y por nosotres. Desde grupos de WhatsApp donde damos aviso frente a cualquier emergencia, hasta lista de clientes y clientas no recomendables, grupos donde estamos alerta frente a cualquier situación de desalojo, compañera que tenga alguna dificultad con su salud. También hay grupos de emergencia para asistir a aquellas compañeras que son población de riesgo y que por ende están más expuestas a contraer el virus, ahí hacemos un fuerte trabajo para el acompañamiento.
Frente al abuso policial o la violencia institucional, las herramientas que tenemos son las que fuimos creando a medida que nos organizamos.
Afiches que pegamos en la zona de trabajo dando cuenta cuáles son los derechos que tenemos y hasta qué límite puede no cruzar la policía y folletos que repartimos a nuestras compañeras en las habituales recorridas de prevención. No solamente entregamos preservativos, sino que el preservativo es el medio para llegar a la compañera, poder organizarla y pasarle nuestros teléfonos y los teléfonos del grupo de abogados y abogadas que trabajan en la organización, quienes nos asesoran y apoyan en cualquier situación de violencia. También hacemos guardias en las que tratamos de delegar entre las delegadas y las distintas referentes de los AMMAR estar atentas frente a cualquier situación y dificultad y construimos así una red entre todas nosotras.
MxM: Si suben de vuelta el Formulario, ¿en qué cambia la vida de las trabajadoras sexuales?
Georgina: Creo que, si suben nuevamente el formulario, respetando la categoría “trabajadora/trabajadora sexual” lo que cambiaría es poder contarle al Estado cuál es nuestra forma de trabajo, cuáles son nuestros ingresos, cuál es nuestra situación habitacional, cuál es nuestro acceso a las tecnologías; que son preguntas que estaban desde el inicio del lanzamiento del Registro.
También la posibilidad de que las compañeras que se registren puedan acceder a políticas sociales que lleva adelante el Estado, que de hecho ese es el espíritu del Registro desde sus inicios.
Nos daría la posibilidad de contarle de qué trabajamos sin tener que mentir, ya no mentirle al Estado
Me parece que eso es una ganancia de salir de la clandestinidad y poder decir “sí, soy trabajadora sexual, estos son mis ingresos, este es mi núcleo familiar, esta es mi situación habitacional, esta es mi precarización”; y sobre todo la importancia de que las compañeras y compañeres que se puedan haber inscripto puedan haber recibido asistencia a través de políticas sociales. Nada de eso ocurre hoy, porque el Registro se volvió a subir, ya no con la categoría «trabajadora sexual”.
Muchos han celebrado esa baja del Registro, han celebrado que sigamos en la clandestinidad y no han pensado ni propuesto ninguna alternativa a la baja del Registro. No han pensado, por ejemplo, exigirle al Estado que todas las trabajadoras y trabajadores sexuales podamos ingresar al programa “Potenciar trabajo”, o que a la Tarjeta Alimentaria puedan acceder todas las mujeres cisgénero que son jefas de hogar y trabajadoras sexuales. No hay alternativas. Era la baja del Registro y nada más, y todas nosotras y nosotres seguimos en la misma situación de la clandestinidad y precarización
MxM: ¿Fortalezas y debilidades de los feminismos hoy?
Georgina:
La fortaleza del feminismo es la masividad, llego a todos lados y a todas las clases sociales.
Y como debilidad diría que la debilidad que hay es la falta de conciencia de clase no solo la perspectiva de género es la variable determinante a lo que nos enfrentamos las mujeres lesbianas travestis y trans si no que hay falta la clase la interseccionalidad que lamentablemente no está presente en las agendas de los feminismos, en algunas agendas de los feminismos
MxM: ¿Una palabra que sintetice “lo personal es político” para Georgina Orellano?
Georgina:
Para mí lo colectivo es político