Primer encuentro con la Clínica de abogacía Feminista 2022
Luego de un arduo trabajo con la primera cohorte de la Clínica, volvimos a la presencialidad. Añadiendo nuevos desafíos y con las mismas ganas de construir, desde el derecho, una sociedad donde quepamos todes.
Por MxM
Este proyecto nació como un sueño de varias de las que integramos la Fundación MxM, pero quienes coordinan academicamente el espacio son: Soledad Deza, Sofía Gandur, Noelia Aisama y Mariana S. Alvarez. Tres de las coordinadoras son docentes universitarias en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales: Soledad en Feminismos Jurídicos, Sofía en Constitucional y Mariana en Derechos Humanos. Noelia, aparte de ser la Coordinadora Institucional de MxM, tiene la particularidad de ser egresada de la primera cohorte de la Clínica. El aval de O’Neill Institute de la Universidad de Georgetown nos permite sostener el espacio y a la vez contar con la experiencia de profesores con larga trayectoria en la enseñanza clínica.
La convocatoria fue recibida de muy buen gusto y el trabajo de selección fue arduo, pero finalmemente se conformó el espacio y tuvimos nuestro primer encuentro clínico presencial. Nuestra expectativa para este nuevo ciclo es distinta, porque posterior a la realidad pandémica, nuevos desafíos han surgido y nos han llamado a analizar las formas de litigio feminista.
Ante la pregunta de ¿Por qué es importante la existencia de la Clínica de Abogacía Feminista?, las coordinadoras se propusieron a definir este espacio de forma colectiva.
Soledad Deza expresa que
“la importancia de una Clínica Feminista es que pone en tensión no solo las formas prácticas de ejercicio de la abogacía, sino también la enseñanza misma del derecho.
Nos formatean con matrices muy teóricas y pocas herramientas prácticas aún hoy en las Facultades, entonces es muy difícil concebir otras formas de ejercicio profesional por fuera de los servicios jurídicos tradicionales (preventivos y de gestión de conflictos) y por lo lo mismo, también es muy difícil modificar los sistemas judiciales que está demostrado que no son ágiles ni eficaces para dar respuestas en muchísimos casos, sobre todo, en problemas que demandan justicia feminista”
Sumando a lo aportado por Soledad, Sofia Gandur, plantea que este espacio «es valioso desde 2 ordenes: 1) que tiene que ver con la formación, porque la Clínica de Abogacía Feminista viene a cubrir una vacancia que dejan las facultades de derecho para q estudiantes puedan desarrollar competencias necesarias para el ejercicio de la abogacía Feminista; y 2) la sociedad toda se beneficia de los trabajos de incidencia colectiva que tiene la Clínica, que toma casos olvidados o descuidados por los estudios jurídicos y aportan una visión crítica, con perspectiva de género y soluciones creativas desde la interdisciplina y el trabajo en equipo».
Mariana Álvarez complementa la respuesta de Sofía con la siguiente reflexion: «una clínica de abogacía feminista va aportar masa crítica feminista capaz de intervenir localmente creando y re creando argumentos feministas frente a diferentes problematicas que no suelen tener esa mirada».
Y Noelia Aisama, cierra esta definición colectiva de una Clinica de Abogacía Feminista sosteniendo que «La oportunidad de que exista una Clínica de Abogacía Feminista en los tiempos que corren de enseñanza formalista, viene a resignificar muchos conceptos como acceso a la justicia, procedimiento, derecho, entre otros, para dejar de ser palabras duras en la letra de la ley y abordar otros aspectos desde una perspectiva interdiciplinaria y en clave feminista».
En esta nueva cohorte participan: Amira Álvarez, Leandro Rossi, Lucía Fara, Victoria Aguilar, Alexine Jakobsen, Paula Iglesias, Maria Lourdes Decima, Agustina Vallina, Pablo Quersi y Lucas Texeira.