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Transodio ¿hasta cuando?

El tema de hoy no es nada que no hayamos abordado antes. Desde la bronca y el dolor que hace arder las venas, vemos como diariamente los medios reproducen con total impunidad discursos retrógrados, estigmatizantes y que siguen una única directriz: repartir odio.

El poder de los medios

La televisión ya es parte de la vida de todes. Los reallitys, paneles y noticias plagan el día a día e incluso se trasladan a las redes sociales; en general, no podemos evitar consumirla. Y hoy sabemos que muchas cosas que se hablan en esos espacios -o en su mayoría- son únicamente para ganar más audiencia, para no pasar desapercibidos, ser tendencia. ¿Desde cuándo la transfobia se volvió parte de esa narrativa? En realidad, desde siempre. Desde Flor de la V hasta Zulma Lobato, tode trans en la televisión mediática
argentina tiene algo para decir del (des)trato que se vive en esos espacios.
Objetos de burlas, «¿sos mujer o sos varón? Mostranos lo que tenés entre las piernas», marginar y sexualizar. Cuando la ola feminista se hizo marea, este tipo de actitudes comenzaron a ser públicamente condenadas y los feminismos nos hermanamos con les trans para luchar contra la discriminación hacia su colectivo; cuando esto paso, sus discursos tuvieron que cambiar. La alegría de esa transformación duro poco, pronto pudimos darnos cuenta que, en realidad, siempre encontraban la manera de seguir distribuyendo odio.

En el corto periodo de este 2023 ya tenemos muchos ejemplos.  «El efecto adverso más importante de la hormonización son las fluctuaciones emocionales. Esto quiere decir mayor agresividad” dijeron de Abigail Paez posterior a su condena por el caso de Lucio Dupuy, esta semana fueron las capturas de un chat «comprometedor» entre dos famosos de la farandula: Flor de La V y Federico Bal, mostrado con el puro afán de aumentar el morbo social.

A partir de esto repensamos todo: quienes ocupan estos espacios, la forma en la que se plantean ciertas temáticas, la manera en la que se habla con la gente -o de cierta gente- es necesario. Cuando hacemos la vista a un costado y seguimos consumiendo cierto tipo de contenido, también es ser parte del problema.

Es urgente darnos cuenta que cada une, desde su propia individualidad, es verdaderamente responsable de la construcción socio-cultural (con todo lo que esto implica para el presente y el futuro), y, aún más, el papel que le corresponde a los medios en el proceso.

No hubo ni un año que no se hayan metido con mi identidad, con mis genitales, como si estuviera mal, como que era un monstruo. (…) No tengan vergüenza. Nunca más les voy a dar ese poder, nunca más. No tenemos nada malo. Soy una travesti orgullosa de mi cuerpo y me amo con todo mi ser. Años me llevó decirlo.

Flor de la V