14 años de silencio No es Salud
El problema se da cuando los Legisladores y las Legisladoras se sacan la camiseta del pueblo y se ponen una sotana. Y ahí estamos nosotras, el movimiento de mujeres, para decir BASTA! 14 AÑOS DE SILENCIO NO ES SALUD.
Por Soledad Deza
El Foro Tucumano por la Salud Sexual y Reproductiva sacudió esta provincia cuando, frente a una protesta en la Legislatura pidiendo la adhesión a la ley 25.673, recibimos como respuesta del Presidente de la Comisión de Salud la noticia de que “se pediría opinión a la Iglesia Católica” sobre el tema. En la misma línea, le informó al Foro que había pedidos de informe “por el tema del aborto”.
Luego el Legislador Luis Brodersen arremetió ante una demanda de derechos humanos en la Comisión afín al tema, con el mismo planteo. Por su parte, el Legislador Emiliano Vargas Aignasse ratificó la idea de «sentarse con los grupos pro-vida» para discutir esta adhesión haciendo alusión a que la «Iglesia está en contra de la pastilla del día después».
La sorpresa es grande por dos cuestiones:
Primero, la ley N° 25.673 que creó en 2003 el Programa de Salud Sexual y Procreación Responsable impone al Estado asegurar estos derechos humanos sobre 3 ejes de trabajo:
- Provisión de información y métodos anticonceptivos de forma gratuita a toda la población;
- Capacitar a efectores en el tema para que a su vez puedan garantizar el acceso a la salud libre de violencias y con evidencia científica;
- Y realizar al menos una vez al año, desde distintas carteras ministeriales, campañas de difusión sobre tema.
Como el texto de la ley indica, el tema del aborto va por cuerda separada y si nos referimos al aborto permitido por la ley, el mismo como prestación lítica que es, se ampara en el art. 19 de la Constitución Nacional y está atravesada por un marco de derechos vigente para todos los pacientes: la ley 26.529. Y si nos referimos al aborto a requerimiento de la mujer por fuera de las causales legales está también claro que será de competencia de los Congresales Nacionales accionar ese debate, ya que necesitamos modificar el Código Penal y más claro está aún, que al menos hasta ahora, ningún Gobierno ha mostrado voluntad política de discutir.
La segunda sorpresa es el reconocimiento, desde fuerzas partidarias distintas, de la Iglesia Católica como un actor estatal de la discusión parlamentaria. A ver, sabemos que acá en Tucumán las relaciones Iglesia Estado son bastante carnales, pero como toda obscenidad suele mantenerse guardada.
Por ello, la reacción provincial del Movimiento de Mujeres no se dejó esperar y reclamamos entre otros postulados democráticos básicos: laicismo y pluralidad. Sin lugar a dudas quien esté en contra de que la población utilice métodos anticonceptivos fuera de los autorizados por alguna religión, no los usará. Ya discutimos respeto por la autonomía y libertades democráticas cuando se sancionó en nuestro país la ley de matrimonio igualitario o la de igualdad de género.
A raíz del reclamo de pedido de adhesión a la ley 25.673 por el Foro en puertas de la legislatura, nos recibió la Comisión de Salud y la de Derechos Humanos y quedó resonando una cifra que expuso Adriana Alvarez, integrante de la Fundación Mujeres X Mujeres:
el indicador del embarazo adolescente no planificado sin métodos anticonceptivos es del 75.9% a nivel nacional, en Tucumán ese misma cifra trepa escalofriantemente al 88 %.
Para tener en cuenta para cualquiera de los dos debates sea el de la adhesión a la ley 25.673 o el de la legalización del aborto: La maternidad ¿Cuánto de autonomía, cuánto de destino y cuánto de servicio público tiene para las niñas en nuestro país?
El problema de ciudadanía se presenta cuando las cosmovisiones religiosas exceden los púlpitos y las vidas sólo resultan vivibles para parámetros morales que no se comparten. El problema es que un credo determinado –el Católico en este caso es quien más activa – pueda disciplinar la vida privada de quienes no profesan esa fé. El problema está cuando los derechos humanos de la población se pactan en silencio con sectores fundamentalistas. El problema se agrava cuando desde el Estado se quiere hacer coincidir la Agenda Parlamentaria con el calendario litúrgico. El problema se da cuando los Legisladores y las Legisladoras se sacan la camiseta del pueblo y se ponen una sotana. Y ahí estamos nosotras, el movimiento de mujeres, para decir:
¡BASTA! 14 AÑOS DE SILENCIO NO ES SALUD.