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Desde el deporte también se puede tirar al patriarcado

El fútbol femenino es salir del cuarto propio

El fútbol constituye un espacio de educación para los varones donde las mujeres y disidencias nunca han podido entrar. Desde que somos niñes, las clases de educación física de las escuelas se dividen en fútbol para los varones y juegos «no tan brutos» para las nenas.

La reproducción de los roles de género tradicionales asignados, donde siempre estuvieron los cuerpos femeninos ubicados en el ámbito privado (la casa, la familia, tareas de cuidado), es parte también del deporte y precisamente del fútbol. Ese es un mandato que fue corrompido cuando la mujer comenzó a practicarlo y tener participación activa

La presencia de las mujeres en el fútbol, en cualquiera sea el rol que desempeñen, viene a poner en tela de juicio bastiones patriarcales que hasta hoy en nuestra sociedad siguen muy sólidos. Somos la sociedad que reconoce al fútbol como una forma de justicia social, de salir de la pobreza, pero también somos la sociedad que deificamos a los jugadores (hombres) e ignoramos sus errores o negligencias.

¿Lo hacemos por fanáticos? ¿O quizás por inercia patriarcal?

En la Argentina el fútbol femenino sigue siendo visto como una nimiedad. Las árbitros mujeres aun luchan porque se las respete como a sus colegas hombres en las canchas. Y los cánticos siguen aludiendo a violencias sexuales.

Solo para tener en cuenta desde lo estructural, si las mujeres no estamos en los lugares de toma de decisión, las políticas no cambian. Manejando la parte administrativa del fútbol femenino en la AFA actualmente hay dos varones: Jorge Barrios y Ricardo Pinela, siendo el de secretaria, el único puesto ocupado por una mujer: Bárbara Blanco. Y son pocos los casos de mujeres que integran comisiones directivas en clubes o que tienen perspectivas de llegar a la asociación

Hablamos con Jimena Gómez Roselló, abogada feminista e integrante de MxM, quien fue querella en un caso de abuso sexual de un DT de futbol a una de sus jugadoras y opinó sobre el tema lo siguiente:

«El activismo feminista en el ámbito del deporte está en sus inicios. Es fundamental agudizar la mirada sobre las dirigencias de los clubes y su mirada masculina a la hora de administrar las decisiones, el presupuesto, la profesionalización, y demás condiciones en las que se lleva adelante el deporte femenino y disidente hacía el interior de los clubes. Particularmente, en el caso del fútbol, históricamente fue reservado celosamente para los hombres, por lo que quienes actualmente los administran también son hombres. Resulta urgente y necesario no solo que empiece a haber cupo femenino en estos lugares, sino también por ejemplo en puestos como directoras técnicas, preparadoras físicas, etc., que puedan ejercitar la profesión con perspectiva de género, entendiendo las históricas discriminaciones de género que existen en estos ámbitos. El deporte constituye un proceso educativo irremplazable, formador y constitutivo del desarrollo humano, por lo que no disputar estos espacios y la equidad en las diferentes disciplinas sería dejar que la inercia cultural heteronormada siga perpetrando desigualdades y discriminaciones.»

La importancia de sponsorear el fútbol femenino local

Hace algunos meses recibimos la invitación de un equipo de fútbol femenino de nuestra provincia para ser su sponsor y articular en distintos eventos deportivos. «C Piko» es un equipo conformado por jóvenes que hace ya algunos años vienen compitiendo en torneos locales.

Tuvimos la oportunidad de sentarnos y charlar con una de sus jugadoras, Minina Cativa, sobre el rol de las mujeres en el fútbol, los estereotipos y la importancia de esta articulación:

MxM: ¿Creen que la popularización del fútbol femenino ayuda a derribar estereotipos de género?

Minina: Si por supuesto y esto para nosotras es consecuencia de que hoy hay una intención en publicitarlos por parte de la AFA, este año es la primera vez que los partidos de primera femenino son televisados, relatados, esto influye mucho en todo. Poder prender la TV y ver pibas jugando profesionalmente como muchos hombres, es un avance que definitivamente contribuye a derribar toda clase de estereotipos de género.

MxM: «El fútbol es un ritual de la masculinidad» se repite mucho ¿Consideran ustedes que esto ha ayudado a perpetuar violencia de género? ¿De que modo?

Minina: Si, el hecho de seguir en binarismos absolutos y excluyentes, ligando solamente el futbol a una masculinidad totalmente heteronormativa, hace que toda categoría de futbol femenino se vea como inferior ante ellos, y en consecuencia ante un mínimo afán de conquistar espacios nuevos por parte de las mujeres y los colectivos lgbtiq+ se presenta la contracara que es la de perpetuar un espacio dado socialmente para ellos con violencias y micromachismos, es muy común escuchar en torneos “no saben jugar al futbol”, “el futbol de minas es torpe, no piensan”, etc. ; sin hablar puntualmente del poco financiamiento económico actualmente por parte de los club hacia sus jugadoras.

Primer Encuentro Federal de Deporte y Diversidad

Desde Salta a Santa Cruz, los equipos jugaron en competencias a lo largo de toda la jornada: fútbol, voley y rugby fueron los deportes elegidos para llevar a cabo los torneos. En pos de una competencia sana, antes de comenzar cada partido les organizadores del evento -les chiques de Monarca- convocaban al team para pautar una competencia sana, sin “juego sucio”, ya que el evento se trataba, entre otras cosas, del respeto y la no violencia. 

Entre gritos de aliento, festejos y cantos, la reflexión sobre lo que nos convocó ese día se dio en una ronda de participación. 

“Siempre me gustó el deporte. Nunca me anime a participar en nada porque sabía que me iban a juzgar. Veía en la tele, puros hombres en los equipos. ¿Dónde me iba a meter yo?. (…) Cuando me animé a decir todo esto, mis compañeres salieron a decir que también les pasaba. Formamos un equipo y acá estamos. Ahora, soy capitana, nunca me lo habría imaginado.”

Se destacaron voces que criticaban la falta de visibilización hacia los equipos diversos, el no ser integrados plenamente en el deporte, incluso de la necesidad de más espacios donde se puedan desenvolver más allá del binarismo característico de los deportes.