Luz, cámara y acción feminista!
Ya comienza la cuenta regresiva para el Festival de Cine Feminista del Noa, esperamos con ansias el 12, 13 y 14 de marzo para encontrarnos en esta nueva instancia. Elegimos marzo porque es un mes significativo para la lucha de las mujeres. La memoria colectiva nos lleva a aquellas bravas obreras de la Fábrica Cotton que fueron quemadas en una huelga donde reclamaban por sus derechos. Cada 8 de marzo miles y miles reclamamos más derechos, todos los que nos faltan como trabajadoras y todo lo que nos queda como mujeres.
Por Mujeres Por Mujeres
Cuando Celina de la Rosa, nuestra comunicadora, propuso esta actividad, la respuesta de todas fue un sí rotundo. En la Fundación hay mujeres del derecho, de la medicina y de la psicología, saberes que -unos más que otros- precisan de algún tipo de “performance” para que lo que hacemos no sea solamente reproducir fórmulas aprehendidas en estructuras de poder masculino y de miradas también preponderantemente masculinas. Por eso nos interesa la cultura como herramienta capaz de legitimar realidades alternativas, de prevenir violencias machistas, de interpelar mensajes corporales hegemónicos y de abrir debates actuales.
Las artes audiovisuales no escapan en su historia -y actualidad- a la hegemonía del “punto de vista masculino” del que habla Mackinnon. Por eso un Festival de Cine Feminista, porque el ojo de una cámara feminista es un ojo que cuenta historias en busca de revolución. Busca trastocar el orden social dado y poner en crisis los patrones culturales vigentes.
Ana Claudia García, profesora de la Escuela de Cine de la Universidad Nacional de Tucumán e integrante del jurado del Festival, advierte desde su expertise esta realidad donde las mujeres fueron verdaderas out siders. “Este tipo de actividades culturales como el Festival, son importantes por varios motivos. Aunque no parezca el arte siempre es político por ello es importante que las discusiones sobre género atraviesen al arte. Además, la historia del arte está atestada de nombres masculinos, hasta el día de hoy rara vez aparecen en los relatos. Fíjate en los premios en cine, en foto, en artes visuales, etc.”
Nos planteamos entonces el interrogante feminista: ¿Dónde están las mujeres en el cine? Qué lugares ocupan? ¿Qué historias cuentan? ¿Registran historias protagonizadas por mujeres, travestis, trans y lesbianas con un ojo feminista?
Los ejes de la convocatoria para el Concurso de Cortometrajes fueron tres: Violencia de género, estereotipos y roles sexistas e identidades disidentes. En los 3 días que dure el Festival se proyectará además del material recibido para ser evaluado y un largometraje afín a cada uno de los ejes con la intención de abrir debates francos.
¿Por qué un Festival de Cine Feminista del NOA? Para descolonizar un poco las pantallas. Porque a lxs audiovisualistas de las provincias les cuesta más encontrar presupuesto y espacios para crear y difundir nuestras realidades áridas, de acentos cerrados, erres arrastradas y paisajes sin puertos. Pero aun así tienen historias que contar. Recibimos 16 cortos para el Concurso. Y afortunadamente, nuestra expectativa inicial se vio superada con material de otras provincias y otros países que recibirán mención en una categoría que denominamos “resto del mundo”. Porque a veces en el norte, también queremos ser el centro y no es fácil. Esperamos que en próximas ediciones del festival abrir nuevos sesiones de proyección.
Sobre la colonialidad de las expresiones artísticas Luisa Paz, dirigente de ATTA perteneciente al INADI de Santiago del Estero y parte del jurado del Festival, señala que “hunde sus raíces en el androcentrismo de la somatopolítica-occidental, ante la conocida pregunta académica sobre: ¿cuál es el ser de la obra de arte? A lo largo de la historia del arte la misma fue respondida desde las instituciones coloniales heteropatriarcales, que se preciaban por tener un análisis ontológico del arte y sólo era una mirada “masculina” sobre el objeto-belleza-femenino. Ahí no se cuestionaba la desnudez ni el exhibicionismo del cuerpo-femenino, ni se rasgaban las vestiduras aduciendo pornografía, todo esto en nombre del epistemicidio-estético de la racionalidad colonial. Esta tradición perdura y no deja de ser hasta el día de hoy un campo de disputa para la mujer, o acaso en una simple performance de mujeres en una manifestación peleando por sus derechos, aquí en el norte argentino se le veda el estatuto de expresión artística y se la reduce a todo tipo de análisis de la colonialidad del ser epistemicida, llamémosle vulgarmente moralista. En las expresiones biotecnológicas-disciplinarias del arte-moderno y contemporáneo como el cine, el teatro, la música no fueron ni son ajenos al mandato epistemicida-femicida-colonial”
Sobre el carácter político del arte Perla Prigoshim, coordinadora Nacional de la Comisión Nacional Coordinadora de Acciones para la Elaboración de Sanciones de la Violencia de Género (CONSAVIG) marca que su uso histórico, como herramienta de expresiones dominantes, pero también como herramienta de liberación. “Sobre todo a partir del siglo XIX, para expresar ideas contrahegemónicas y disruptivas, cuestionadoras del orden social. Un arte con perspectiva de género se torna hoy imprescindible para comunicar la agenda del movimiento de mujeres y de la diversidad sexual como lo fuera en su momento el arte con perspectiva social para exponer la esclavitud, la explotación y las desigualdades” señala Perla.
Preguntarse por la importancia de conjugar arte y género parece pues una pregunta retórica a esta altura. Debemos propiciar ese encuentro de todas las maneras posibles en tanto es en el ámbito de la producción simbólica y cultural donde deben darse las batallas para derrotar al patriarcado.
“Lo personal es político” y “una imagen vale más que mil palabras” son slogans (re) conocidos por todxs en la actualidad, pero cuánta vigencia tienen cuando de libertad, cuerpos y violencias hablamos. A “rodar” mujeres que el cine necesita más feminismos.
Luz, cámara y acción feminista!
Te esperamos los días 12, 13 y 14 de Marzo en el Museo de la Universidad de Tucumán, San Martín 1545 (SMT)