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Salud sexual para todes

Todos los 4 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Salud Sexual, como parte de una iniciativa orientada a promover una mayor conciencia social de la salud sexual y lograr una sociedad más justa para todas las personas, reconociendo que los derechos sexuales son esenciales para disfrutar de una vida sexual libremente elegida, saludable y placentera, sin violencia, riesgos ni discriminación.


Por Mujeres x Mujeres

Históricamente, cuando hablamos de salud nuestra crianza y educación patriarcal nos lleva a pensar sólo en un aspecto clínico, jamás en una definición mas abarcativa de dicho termino. El preambulo de la OMS (Organizacion Mundial de la Salud) en el año 1946 plateó que «La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades«.

No es noticia que la integralidad que plantea esta definición no siempre ha sido puesta en practica, y no sólo esto, sino que se ha optado por priorizar siempre algunas ramas de la salud. En este selección, la salud de las mujeres y las diversidades siempre fue postergada.

Pero cuando hablamos de salud sexual no hablamos solo de mujeres o diversidades, hablamos de la poblacion en general. Hablamos de un derecho.  Hablamos de salud. De acuerdo a la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS),

la salud sexual es un estado de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad. Requiere un enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y de las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras y seguras, libres de toda coacción, discriminación y violencia

Al comenzar la pandemia, el Ministerio de Salud de la Nacion emitió una Nota Informativa en la que plantea que: » la OMS advierte que “los países deben identificar los servicios esenciales que se priorizarán a los fines de mantener la continuidad de la prestación de los servicios. E incluye dentro de las categorías prioritarias a los servicios relacionados con la salud reproductiva, incluida la atención durante el embarazo y el parto”. Se plantea, dentro de las consideraciones generales, lo siguiente:

Recordar que el acceso a métodos anticonceptivos es un servicio esencial de salud que debe garantizarse aún en el contexto de la pandemia pues sabemos las consecuencias negativas que la discontinuidad de la protección anticonceptiva tiene en el mediano plazo.

Si previo a la coyuntura mundial pandémica la salud sexual no era una prioridad de los estados, menos lo fue en el ultimo tiempo. Las cifras que arroja el informe «El impacto de Covid- 19 en el acceso a los anticonceptivos en Argentina», realizado por UNFPA, son realmente alarmantes.

A nivel regional, acorde al informe, hubo dos grandes problemas que tuvieron como resultado el impedimento en el acceso a métodos anticonceptivos: el hecho de que la pandemia impacta en la provisión publica y también en el hecho de que las personas tuvieron menos capacidad para adquirirlos en farmacias con sus propios recursos.

Entonces, no es sólo el sistema de salud, sino las realidades socioeconomicas las que repercuten a la hora de vivir una vida sexual plena y sana.  De acuerdo a las cifras arrojadas,

un 65% de las mujeres argentinas que discontinuaron el uso de anticonceptivos en el pais lo hicieron afectadas por una retracción de los ingresos familiares. Mientras que el 35% de las mujeres que en pandemia discontinuaron e uso de anticonceptivos lo hicieron por dificultades de aprovisionamiento en los servicios de salud.

¿Esto que significa? Porque al ver cifras caemos en el error de pensar que están vacías de sentido, pero son mujeres. Esto significa que 714 mil mujeres, que venían adquiriendo sus anticonceptivos modernos de corta duración en farmacias de Argentina, interrumpieron su uso durante el 2020 a consecuencia del Covid-19. Conociendo entonces estas cifras, que corresponden al pasado año, y habiéndose extendido la pandemia al año que corre podemos facilmente deducir que el numero de mujeres afectadas en el acceso a M.A.Cs es mayor aún.

La salud sexual y el derecho al placer son derechos humanos que no se suspenden en tiempos de pandemia. Son tan «esenciales» como las prestaciones que los aseguran